Pueblos Antiguos: Los Celtas


Entendemos por pueblo celta al grupo de sociedades tribales de Europa, que compartieron una cultura material iniciada en la primera Edad de Hierro (1200-400 a. C.) en torno a los Alpes (periodo Hallstatt) y más tarde en el hierro tardío (periodo La Tène), y que fueron así llamados por los geógrafos griegos y latinos.

Una de Celtas Mundo Antiguo, Mundo Celta, Rincón de la historia. Los celtas llegan a Europa en torno al 1200 AC, procedentes de Anatolia o de las estepas entre el mar Negro y el mar Caspio.

En este grupo se adscriben los celtas continentales de la Galia, norte de Italia, Alemania y Bohemia, los celtíberos y los celtas hispánicos de Iberia, los gálatas de Anatolia, este y centro de Rumanía y, ya con mayores reticencias por parte de los historiadores británicos e irlandeses, los celtas insulares.

Alcanzan la Península Ibérica en torno al 900 AC. Estaban formados por un número de pueblos interrelacionados entre ellos que habitaban en Europa Central y que hablaban lenguas indoeuropeas como indicativo de un origen común. No se puede hablar de un Estado propiamente celta, ya que cada zona tenía su líder y existían rivalidades entre ellos. 

Los celtas cambiaron Europa gracias a su dominio del hierro.

La Edad de Hierro llegó a Europa entre los siglos XII y XI a.C., el descubrimiento de este metal supuso toda una revolución que rápidamente se extendió por todo el mundo desde Anatolia.

Más abundante que el cobre y el bronce, resistente y maleable, por lo que se pudieron crear nuevas armas, herramientas para la agricultura, la pesca y la caza.


La Edad de Hierro comenzó durante el colapso que se produjo en la Edad Oscura con la irrupción de Los Pueblos del Mar, asunto que ya tratamos en el artículo «Los Pueblos del mar y la llegada del apocalipsis».


Pero a partir del 800 a.C. el pueblo indoeuropeo de los celtas supo sacarle el máximo provecho a este metal, esto supuso un desarrollo significativo en la sociedad.


Las innovaciones que aportaron los celtas fueron las herramientas que crearon, eran de lo más variado, hoces y guadañas afiladas y duraderas, palas, la reja de hierro para los arados, armaduras, espadas, herraduras para los caballos, cotas de malla e incluso hermosos y elaborados abalorios.


Aportaron grandes avances con el consecuente aumento de la producción, avances que heredaron los romanos y que tanto ayudaron a la sostenibilidad de su imperio. 


Los celtas fueron un pueblo que se extendió por toda Europa, vivían en pequeñas poblaciones agrícolas de chozas circulares de piedra con techos de paja, carecían del concepto de nación pero compartían la misma cultura.


Los pueblos celtas nunca llegaron a formar un reino, todos los integrantes de una tribu eran descendientes de un antepasado común, que solía ser un héroe mítico, siendo el gran lazo que los unía.


La mujer celta


El papel de la mujer en la cultura celta estaba muy valorado y formaba parte muy activa de la actividad de este pueblo. Así, tenemos conocimiento de que luchaban al lado de los hombres, tal y como los historiadores de la época reflejaron en sus escritos, con la misma brutalidad y fiereza que ellos.

Amíano Marcelino, militar romano (330-395) escribió que “una patrulla entera no podría resistir el ataque de un solo galo sí este se hiciera acompañar por su esposa”. Existía un sistema matrilineal por el que las mujeres trabajaban el campo, otorgaban la dote, heredaban y decidían sobre el matrimonio de sus hijos y sus hermanos, además de poder divorciarse.

Resulta curioso, la autonomía que se le atribuía a esas mujeres que contaban con mayor status que sus contemporáneas griegas o romanas.



El poder de los druidas


En la cúspide religiosa e incluso social, se encontraban los druidas, todo caudillo celta necesitaba de la aprobación de los druidas antes de tomar cualquier decisión.


La religión celta rendía culto a la naturaleza, en especial a las rocas y los árboles, los bosques profundos y los grandes robles eran sagrados para ellos. 


Cada territorio de la cultura celta se caracterizó por tener dioses y mitos de acuerdo a la particularidad local. Generalmente sus dioses, que tenían forma de un animal, gobernaban las fuerzas de la naturaleza.


Entre las deidades celtas más importantes se encuentran:

  • Dagda: Es el nombre que le dieron al principal Dios de su culto. Lo consideran el señor de los elementos y del conocimiento
  • Sucellus: El Dios de la fertilidad y la primavera. Rey de los dioses
  • Taranis: El Dios considerado señor de los truenos
  • Dea Dama: Una diosa que, según, favorece a las mujeres
  • Lugh: El Dios del sol y la luz
  • Morrigan: Una Diosa que, se cree, se transforma de humano a animal
  • Epona: Diosa de la tierra y la fertilidad
  • Belenus, una trilogía: Dios del fuego, del sol y la luz
  • Cernunnos: Un Dios con la mezcla de animal cornudo, fertilidad y virilidad


La religión de la cultura celta desapareció a raíz de la invasión romana, lo que llevó a muchos a seguir la religión cristiana.

Poseían la creencia de la inmortalidad y reencarnación de las almas, ya que cuando alguien moría, su alma renacía en el cuerpo de un recién nacido. Ofrecían sacrificios humanos para calmar la ira de los dioses. Fue común, asimismo, la práctica de la adivinación y el culto a los muertos.


Los druidas utilizaron monumentos de piedra o dólmenes como altares de templos. Los dólmenes son una construcción megalítica consistente, generalmente, en varias losas (ortostatos) clavadas en la tierra en posición vertical y una o más losas, a modo de cubierta, apoyadas sobre ellas en posición horizontal.


Los druidas tenían grandes conocimientos de remedios herbales, pero procuraban no practicarlo en exceso por temor a que el conocimiento escapara de su control, sus conocimientos los transmitían oralmente a un sucesor de su confianza para preservar su sabiduría y así mantener su estatus en la sociedad celta.


La práctica quirúrgica de la trepanación estaba muy extendida en su cultura, creían que la cabeza albergaba el alma, por lo que su práctica ayudaba a expulsar los espíritus malignos que causaban el dolor y la enfermedad.


Fue la práctica de los sacrificios humanos la que sirvió de pretexto para la prohibición de los druidas bajo el emperador Tiberio (o Claudio para algunos historiadores).


Otras prerrogativas de los druidas eran lógicamente la enseñanza, la diplomacia, la historia, la genealogía, la toponimia, la magia, la medicina y la adivinación.


El druida, gracias a su saber (cuya adquisición podía requerir veinte años de estudios, según César) y gracias a su dominio de las prácticas mágicas, era un intermediario entre los dioses y los hombres. El druida tenía también un papel de consejero político ante el rey con el que pudo formar un binomio en el que el rey ejercía la soberanía bajo la inspiración del druida.


Temibles guerreros.


Tenían costumbre de cortar las cabezas de sus enemigos como trofeos y clavarles un clavo, se cree que lo hacían para que el espíritu de su enemigo caído no los atormentara. 


Los celtas tenían la reputación de ser bravos guerreros que en ocasiones luchaban a pecho descubierto e incluso desnudos.

Fueron los dominadores en el arte de la guerra en el centro de Europa hasta la llegada de los romanos.


Todas las culturas avanzadas de la época como los griegos, cartagineses y romanos incorporaban a los celtas en sus ejércitos en calidad de mercenarios.

El hecho de que fueran una cultura dividida en multitud de etnias y poblaciones hizo que los romanos tuvieran dificultades para conquistarlos, así queda demostrado en la conquista de la Galia, Britania e Hispania.

 

El ejército celta se basaba principalmente en el combate de infantería, aunque es sabido que en ocasiones utilizaban carros. 

La táctica más habitual que utilizaban era la llamada “Furia Celta”, que consistía en lanzarse masivamente contra las líneas enemigas haciendo valer su fuerza física y destreza con el fin de romper sus líneas.


Aunque no eran grandes estrategas, ni tan siquiera un ejército organizado, en ocasiones formaban en falanges al estilo griego, también eran maestros de las retiradas fingidas. 

No les quedó más remedio que utilizar esta táctica contra los romanos, era el único modo que conocían para conseguir romper sus sólidas formaciones. 


Muchos caudillos celtas son recordados por su bravura y liderazgo ejercido contra los romanos, como los personajes de Carataco, Casivelono y la reina guerrera Boudica en Britania, Vercingétorix, el gran enemigo de Julio César en la Galia, en Hispania mencionaremos al caudillo Breogán y a Viriato a pesar de que los lusitanos no fueran puramente celtas.



(Recopilación de datos de varias fuentes públicas de Internet)







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